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    E3 2018 de Microsoft: historia y futuro de Xbox y los videojuegos

    Microsoft entró tarde en el Olimpo de los videojuegos, pero ha sabido ganarse un mercado muy competitivo per se; desde la aparición de la primera Xbox, ya tuvo que competir con pesos pesados de la industria: Sony y Nintendo dominaban el mercado con puño férreo con la consola PlayStation, Nintendo 64 y Game Boys, respectivamente. No obstante, la innovación y nuevas formas de entender este mundillo hicieron a Microsoft pionera en muchos aspectos. Pero, ¿podrá seguir siéndolo?

    Unos inicios humildes pero con potencial

    La primera consola de los de Redmond ya apuntaba maneras; el proyecto fue finalmente revelado a finales del año 1999, tras las sucesivas entrevistas a Bill Gates que daban a entender que estaban trabajando en una videoconsola. Así, finalmente el esperado lanzamiento se produjo el 15 de noviembre de 2001 en E.E.U.U; más tarde llegaría a los mercados europeos, asiáticos y de Oceanía entre los meses febrero-marzo del siguiente año 2002.

    Según los autores del libro Smartbomb, Heather Chaplin y Aaron Ruby, Microsoft estaba preocupada por el creciente avance del mercado de los videojuegos; las consolas llenaban los hogares y eran una manera sencilla de acceder a este hobby. La empresa de Redmond había cosechado buenos éxitos con los videojuegos dentro del mundo del PC, pero aquella estrella parecía apagarse. Así, la empresa decidió que era el momento de entrar de lleno con una división aparte que se encargara de potenciar dicho mercado de manera exclusiva: nacía así la marca Xbox.

    Hasta ese momento el principal trabajo de Microsoft era el desarrollo y distribución de software; el sistema Windows para ordenadores personales y sobre todo su suite Office daban buena fe de ello. Pero una videoconsola era muy diferente, y suponía diseñar y desarrollar hardware. Así, Microsoft decidió basar este hardware en la arquitectura x86, similar a un PC, para poder luego adaptar títulos de esa plataforma fácilmente a la consola. De esta manera, el catálogo de la misma se amplió y consiguió llenarse de exclusivos de cierto éxito entre los jugadores.

    La semilla ya estaba plantada; ahora había que regarla

    Los puntos fuertes del aparato no eran pocos: era la más potente de toda la generación, gracias a la CPU basada en el diseño del Pentium III, con velocidad de reloj de 733 MHz y 64 MiB de RAM ; disponía de juego online gracias al servicio Xbox Live (que daba sus primeros pasos) y su puerto Ethernet (característica que adoptó más tarde PS2); además, era la única que incluía un disco duro para guardar juegos y contenido descargable de Xbox Live.

    El balance final no fue nada malo para una consola primeriza; si comparamos cifras, la PS2 arrasó en ventas, y hoy en día sigue siendo la más vendida de la historia con cerca de 150 millones de unidades. Las cifras de Xbox son mucho más modestas, unas 24 millones de unidades vendidas, según datos oficiales; sin embargo, esto dio el pistoletazo de salida a los de Redmond para atizar fuerte en la siguiente generación. Y vaya si lo consiguieron.

    Un giro de 360 grados

    Con la llegada de los años 2005-2006, la siguiente generación de consolas salía a la palestra. En esos años, dio tiempo a que la sucesora de la Xbox Original se plantase en el continente europeo, americano y los países de Japón y Australia. Esta vez fue Microsoft la que disparó primero, y presentó su consola un año antes que Sony y su PS3: llegaba así la Xbox 360.

    Los inicios de esta generación eran prometedores: la alta definición invadía los hogares con televisiones de plasma y pantallas planas, dejando de lado progresivamente a las típicas televisiones de culo y con varios kilogramos de peso; junto con estos cambios de resolución y el HD, el apartado gráfico sufrió un cambio bastante importante.

    El nivel de detalle era muy superior, y junto a ello, la capacidad de almacenamiento; en el caso de PS3, el formato físico del DVD dio paso al Blu-ray (propiciado por la propia Sony, desarrolladora de este formato óptico que sigue vigente en la actualidad), que permitía almacenamientos más grandes. En cambio Microsoft optó por seguir con el DVD, y trató de potenciar el homólogo del Blu-ray en esta guerra de formatos: el HD-DVD. Finalmente no lo consiguió y el Blu Ray pasó a ser el formato óptico estándar en HD.

    Un apartado técnico a la altura y juegos exclusivos

    Por otro lado, en el apartado técnico, Microsoft apostó esta vez por IBM para el desarrollo de la CPU, que soportaba Shaders unificados; era compatible con la mayoría de los aparatos con conexión USB gracias a sus puertos USB 2.0, se le podía conectar un disco duro externo  y el mando sufrió un rediseño que lo convirtió en uno de los más cómodos del mercado.

    En el terreno del software, Microsoft supo ganarse a los jugadores con un servicio online de calidad, reforzando así su Xbox Live (eso sí, de pago), que ahora contaba con tienda online y posibilidad de acceder de manera digital a los títulos. Por otro lado, se renovó la interfaz de navegación (Xbox Dashboard), así como los menús, dando un aspecto sencillo a la par que moderno.

    Además, el enorme éxito de esta iteración lo marcó la buena calidad de estudios, IP´s nuevas y juegos exclusivos que supusieron motivos de peso para hacerse con la consola. Sagas ya míticas como Mass Effect, Gears of War, Forza Horizon, Fable o Halo trajeron muchas alegrías a los poseedores de una Xbox 360.

    Algunos problemas y el polémico Kinect

    La consola y su catálogo afianzaron las bases para convertir a Microsoft en una de las grandes en el mundo de los videojuegos; la recepción de la consola fue muy positiva en mercados como el norteamericano o el europeo (en Japón no fue tan bien recibida); no obstante, este éxito se vio empañado en parte por los diversos problemas técnicos que sufrían determinados modelos y el famoso anillo rojo de la muerte (problemas parecidos a los que tuvo Sony y su PS3).

    A pesar de esto, las siguientes revisiones solventaron esto y tanto los modelos Slim como E (con disco duro y tamaño reducidos) fueron todo un éxito. Hoy en día se siguen vendiendo y llevan acumuladas más de 110 millones de unidades vendidas.

    Por otro lado, los chicos de Redmond quisieron innovar en el terreno jugable cerca del fin de ciclo de la consola, y desarrollaron una cámara con sensores de movimiento (similar a la Eye Toy de PS2) que captaba los movimientos del jugador para interactuar con el videojuego en cuestión (previamente adaptado para este periférico). Este aparato permitía cosas como comandos de voz, entre otras cosas. Su éxito fue relativo, y tuvo un recibimiento frío entre el público. De hecho, su sucesor en Xbox One ha terminado por descontinuarse.

    Y llegamos a la generación One

    Después del éxito de la Xbox 360, las expectativas para la siguiente generación eran altas. La PS3 y la Xbox 360 (Nintendo juega en una liga diferente desde la época de Wii) llevaban ya mucho tiempo en el mercado, y los jugadores pedían un cambio a gritos. El continuo avance del hardware en PC y su resurgimiento gracias a plataformas como Steam estaban poniendo las cosas difíciles a las consolas, que se estaban quedado atrás en potencia.

    Por parte de Microsoft, la sucesora de la Xbox 360 recibió el nombre de Xbox One. Este nombre surgió de la idea de convertir a la consola en un aparato que abarcase todas las necesidades multimedia para el salón de casa, haciendo este de reproductor de Blu-Ray, consola de videojuegos y complemento de la televisión (con funciones como permitir la grabación en tiempo real de los canales gracias a One Guide, entre otras cosas).

    Auge y caída. Pero, ¿habrá renacimiento?

    Sin embargo, la forma en la que el equipo Xbox concibió esta generación no gustó a los potenciales compradores, puesto que las exigencias a la hora de jugar no casaban con la filosofía que tenían muchos del concepto de consola de salón; algunas de ellas obligaban a tener conexión permanente a internet, o ponían limitaciones a la hora de compartir y usar juegos.

    Ante esta tesitura, la principal competencia de Microsoft en este mercado, Sony, aprovechó esta circunstancia para potenciar su PS4. Y lo ha logrado de manera espectacular. Hoy en día es la consola más vendida en la generación actual con cerca de 80 millones de unidades; por otro lado, Sony siempre ha gozado de nueva salud en el terreno PlayStation, y la calidad de sus estudios y exclusivos así lo confirman.

    Phil Spencer, el E3 2018 y los servicios que lo cambiarán todo

    En ese sentido, la plataforma Xbox parece haber quedado huérfana. Pero Microsoft ha sabido reaccionar a tiempo, y durante todo este periodo han estado mejorando la Xbox One: corrigiendo errores pasados (ya no es necesaria la conexión obligatoria a internet, la política de juegos compartidos se mejoró, etc), cambiando de director general (Phil Spencer es una muestra de compromiso y garantía), potenciando sus sagas clásicas con nuevos títulos y sobre todo brillando en servicios que la competencia no tiene, como la retrocompatibilidad de títulos con sus consolas anteriores (que cada vez aumentan más).

    Por otro lado, la renovación de esta generación con la PS4 Pro y la Xbox One X ha dotado a Microsoft de la oportunidad de mostrar músculo y ofrecer un producto superior a su competencia directa: la One X ha sido bien acogida y tiene cifras de ventas superiores a PS4 Pro y su potencia la hace la mejor a la hora de jugar a títulos con resolución 4K y tecnología HDR.

    Además, si le sumamos los servicios como la retrocompatibilidad y el Game Pass, los chicos de Redmond han sabido reinventarse. Este E3 lo ha demostrado, mostrando compromiso y títulos exclusivos. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención de esta conferencia ha sido el anuncio de que ya están trabajando en una nueva generación de Xbox, y sobre todo, la apuesta por el Game Pass y un nuevo sistema de streaming del mismo.

    Esto abre el debate a futuras especulaciones y la manera en que Microsoft puede cambiar la industria del videojuego. El Game Pass ha tenido una muy buena acogida, y así lo ha demostrado en títulos exclusivos como Sea of Thieves o State of Decay, con millones de jugadores suscritos al programa. Esto cambia la forma en la que jugamos, y a largo plazo puede ser decisivo; el anuncio de un sistema de Game Pass por streaming da pie a que en el futuro ya no necesitemos una consola para jugar a videojuegos.

    Aunque no es la primera vez que se intenta algo parecido; sistemas como On Live, (ya inexistentes) fueron pioneros en esto, pero la fórmula no cuajó. Quién sabe, quizás surgieron en el momento equivocado, y Microsoft sea el siguiente en reinventar el concepto y dotarle de la madurez necesaria para que termine triunfando. Ya lo está haciendo (indirectamente al menos) con algunas prácticas, como el incentivo de comprar en su store, el abandono progresivo del formato físico, etc.

    Es muy posible que de ser ciertas estas especulaciones, el anuncio de la siguiente Xbox sea el último que veamos de una consola física por parte de los de Redmond. La convergencia con Windows 10 (el programa Xbox Play Anywhere) y el potencial de sus servicios nos dan suficiente motivos para esperar algo así. El tiempo nos dará la razón, o nos la quitará sin piedad. Y ahí estaremos para verlo.

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