Los tiempos de espera por la escasez de chips siguen aumentando y esto dificulta la llegada de los nuevos PC con Windows 11. La escasez global de chips limitará el suministro de los nuevos PC con el último sistema operativo de Microsoft cuando se lance a finales de este año.
La ya longeva escasez global de chips sigue afectando a la industria del PC. El tiempo de espera para los semiconductores es ahora de más de 20 semanas, según una nueva investigación de Susquehanna Financial Group. El retraso entre el pedido de semiconductores y su recepción, probablemente afecte también a los fabricantes que construyen los PC con Windows 11.
Según los informes, el tiempo de espera para los chips ha aumentado 20,2 semanas a partir de julio. Incluso antes de este golpe, los tiempos de espera para los semiconductores ya eran los más largos desde que Susquehanna empezó a rastrearlos en 2017.
Los tiempos de espera por la escasez de chips siguen aumentando
La escasez global de semiconductores afecta a la disponibilidad de varios componentes en los PC. Esto incluye las CPU, GPU y los SSD. La demanda global de estos, actualmente, supera a la oferta. Es por esto que las empresas tienen que competir para obtener los componentes.
Los principales fabricantes como Lenovo, HP y Dell, no se verán afectados por la escasez tanto como una empresa como Microsoft, que pide menos chips que los principales fabricantes de equipos. Dicho esto, incluso los principales fabricantes tendrán dificultades para sacar los PC tan rápido como les gustaría a los clientes.
Se informa que Microsoft tiene Surface Pro 8, Surface Book 4 y Surface Duo 2 en camino para llegar este otoño. Las expectativas para estos deberán reducirse en función de los retrasos de los componentes. Otros fabricantes también tendrán que reducir las expectativas, claro.
Los fabricantes de PC no sólo compiten entre sí. Las industrias de la fabricación industrial y automotriz, por ejemplo, necesitan algunos de estos mismos componentes que también sufren el retraso.
Para finalizar, decir que el CEO de Intel cree que la escasez durará hasta 2023.
