El rover Curiosity de la NASA, del tamaño de un automóvil, ha logrado recientemente escalar Jau, uno de los terrenos más difíciles de Marte.
Jau es un conjunto de una docena de cráteres de impacto en un mismo lugar, el mayor de los cuales tiene el tamaño de una cancha de baloncesto.
Jau fue una de las escalas en el viaje del rover para explorar Marte. Según la NASA, Jau se encuentra en las estribaciones del Monte Sharp, un pico de 5 kilómetros de altura que puede haber albergado lagos, ríos y arroyos hace miles de millones de años.
«Cada capa de la montaña se formó en una era diferente del antiguo clima de Marte, y cuanto más alto suba el Curiosity, más aprenderán los científicos sobre cómo cambió el paisaje a lo largo del tiempo», mencionó la NASA.
La ardua subida
Sin embargo, el viaje por la ladera de la colina presentó su propio conjunto de obstáculos, dificultando al equipo de tierra la navegación del rover por el terreno ajeno y distante.
Esta pendiente es un terreno duro, con una inclinación pronunciada de 23 grados, arena resbaladiza y rocas del tamaño de una rueda en el camino de subida.
Estos obstáculos dificultaron la ascensión del rover a la vez que vejaban a los conductores del Curiosity en la Tierra.
«Si alguna vez has intentado subir una duna de arena en una playa -y eso es básicamente lo que estábamos haciendo- sabes que es difícil, pero además había rocas«
Amy Hale, conductora del Rover Curiosity.
Los conductores terrestres no mueven el rover en tiempo real, sino que siguen una ruta predeterminada trazada por 15 «planificadores del rover«.
Estos ingenieros desarrollan cientos de líneas de código para las actividades del rover, como los lugares a los que viajará, la toma de imágenes de regiones y objetos objetivo, y el uso de instrumentos científicos para recoger datos específicos.
Estas instrucciones se transmiten diariamente al sistema de movilidad y al brazo robótico del vehículo. Y una vez cumplidas las tareas asignadas, el rover proporciona el informe final.
En cuanto a la navegación, los planificadores se basan en diversas tecnologías y orbitadores, como el Mars Reconnaissance Orbiter, para hacerse una idea de la topografía.
Conducir el rover no es sencillo
Sin embargo, escribir códigos para la navegación no es tarea sencilla; los ingenieros deben tener en cuenta lo accidentado del terreno y los posibles peligros (como rocas o arenas profundas) en el camino del rover.
El equipo no planea nada que pueda dañar al rover, y los planificadores escriben comandos para que Curiosity deje de moverse si se encuentra con alguna sorpresa. Las paradas inesperadas -denominadas «averías»- pueden producirse cuando las ruedas patinan demasiado o una rueda se levanta demasiado por una roca grande.