(Opinión – Microsoft Insider)
Comencé a programar cuando tenía 12 años en el 85. Por aquel entonces iba asiduamente a un club de jóvenes de Madrid, en el que un monitor de actividades que por aquel entonces debería estar medio chiflado, montó un aula de informática con cinco o seis ordenadores Amstrad CPC de 8 bits, con un módulo de casette integrado y un Z80 como CPU.
- Amstrad CPC464
Con 12 años mi mente se empezó a estructurar hacia la gestión de problemas con mecanismos algorítmicos básicos, es decir, comencé a aprender a descomponer problemas o necesidades en pasos secuenciales para solucionarlos. Algo que todos hacemos de forma natural e inconsciente a cada instante, pasaba a ser escrito en un conjunto de instrucciones que la máquina ejecutaba para resolver problemas por mí. Aprendí a descomponer las acciones, como por ejemplo algo tan simple como dibujar una línea blanca sobre un fondo negro, me ayudaba a convertir lo que a priori parecía una sola acción en múltiples micro-pasos cuya ejecución secuencial me permitía solventar el reto.
No sé si fue casualidad o no… años después me convertí en ingeniero informático, y trabajé como tal durante 5 años, programando y convirtiendo mi día a día en un constante ejercicio de descomposición de acciones en micro-acciones agregadas y su traducción a lenguajes aptos para máquinas. Después dejé de programar pero nunca dejaré de resolver problemas y necesidades, en eso podemos estar todos de acuerdo.
20 años después de mi primer contacto con las máquinas y con su lenguaje algorítmico, acaban de anunciar el premio de la ACM (US Association for Computing Machinery) a Jeannette Wing (Corporate Vicepresident – Microsoft Research), este reconocimiento se basa en los estudios y legados que Wing dejó y sigue dejando en pos de conseguir que el lenguaje y el pensamiento computacional se incluya como parte de los estudios básicos de los niños en todo el mundo.
- Brief Jeannette Wing
Wing nos muestra en palabras sencillas lo que muchos creemos. Gracias al modelo algorítmico computacional, adquirimos la capacidad de dividir un problema o necesidad humana en pasos sencillos de cara a poder resolverlos de forma creativa a través de una computadora. Este es quizás uno de los mejores aprendizajes que pueden obtener los estudiantes desde una edad temprana. La capacidad de sintetizar por escrito uno tras otros y en paralelo los caminos para conseguir realizar una tarea. Esta forma de afrontar problemas y soluciones estructura nuestra mente hacia la creatividad y la resolución de situaciones sencillas o complejas bajo el esquema de divide y vencerás. Lo mejor: Esto es para todos incluso para aquellos que se consideran, quizás de una forma errónea, menos hábiles con la informática. El pensamiento computacional no tiene en el centro a la máquina sino al revés, el centro es la capacidad humana de resolver situaciones de Necesidad, Riesgo o Placer (los tres grandes motores del mundo).
El pensamiento algorítmico nos entrena a agrupar elementos, buscar todas las posibilidades, manejar riesgos, tiempos, y velocidad. El pensamiento computacional nos lleva a buscar la belleza y la creación, a reutilizar lo útil y a eliminar lo redundante, nos empuja a buscar alternativas, en pocas palabras, nos enseña a crear.
Lo mejor de todo es que crear algoritmos es algo muy sencillo, tanto como el vivir cada día (lo cual a veces no es tan fácil ,me podrán decir). Cualquiera de nosotros puede empezar a pensar y escribir algoritmos con unas pocas horas de clase o incluso autoaprendizaje, y mucho más los niños quienes hoy nacen casi con una Tablet debajo del brazo.
Ya son muchas las escuelas sobretodo en EE.UU. que incluyen materias vinculadas al pensamiento computacional como asignatura. No bajo la idea de crear programadores, sino bajo la seguridad de ayudar a los estudiantes con nuevos recursos y herramientas básicas para construir su futuro. Enhorabuena a Jeannette Wing.
